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Ghostgirl.

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  Sinopsis : ¿Alguna vez te has sentido invisible? "En el mundo yo sólo era una persona más, pero anhelaba ser el mundo para otra persona". Cuando la popularidad es cuestión de vida o muerte. Charlotte Usher se siente prácticamente invisible, hasta que un día lo es de verdad. Peor aún: está muerta. Y todo por culpa de un osito de goma. Pero la muerte no impide que Charlotte siga con su plan. Todo lo contrario, se vuelve mucho más creativa y hará cualquier cosa por conseguir su objetivo: ser popular para seducir al chico que ama. Opinión: Ghostgirl  fue el libro que me metió de lleno al mundo de la literatura; por lo tanto, intentaré ser imparcial. Primero lo primero, la sinopsis, ya por sí sola es bastante llamativa; el libro en sí es bastante bueno, tiene una "chispa" que te atrapa desde las primeras páginas. Los personajes también son muy buenos, hace un par de años leí por última vez que leí este libro, pero aún recuerdo a varios personajes muy, muy buenos, como ...

Frases de Orgullo y Prejuicio.

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    “Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia”. "El tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia". "Los que jamás cambian de opinión deben asegurarse de juzgar bien al principio"

Amor empieza por desasociego - Sor Juana Inés de la Cruz.

  Amor empieza por desasosiego, solicitud, ardores y desvelos; crece con riesgos, lances y recelos; susténtase de llantos y de ruego. Doctrínanle tibiezas y despego, conserva el ser entre engañosos velos, hasta que con agravios o con celos apaga con sus lágrimas su fuego. Su principio, su medio y fin es éste: ¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío de Celia, que otro tiempo bien te quiso? ¿Qué razón hay de que dolor te cueste? Pues no te engañó amor, Alcino mío, sino que llegó el término preciso.

Autorretrato - Rosario Castellanos.

  Yo soy una señora: tratamiento arduo de conseguir, en mi caso, y más útil para alternar con los demás que un título extendido a mi nombre en cualquier academia. Así, pues, luzco mi trofeo y repito: yo soy una señora. Gorda o flaca según las posiciones de los astros, los ciclos glandulares y otros fenómenos que no comprendo. Rubia, si elijo una peluca rubia. O morena, según la alternativa. (En realidad, mi pelo encanece, encanece.) Soy más o menos fea. Eso depende mucho de la mano que aplica el maquillaje. Mi apariencia ha cambiado a lo largo del tiempo —aunque no tanto como dice Weininger que cambia la apariencia del genio—. Soy mediocre. Lo cual, por una parte, me exime de enemigos y, por la otra, me da la devoción de algún admirador y la amistad de esos hombres que hablan por teléfono y envían largas cartas de felicitación. Que beben lentamente whisky sobre las rocas y charlan de política y de literatura. Amigas... hmmm... a veces, raras veces y en muy pequeñas dosis. En genera...

Apelación al solitario - Rosario Castellanos.

  Es necesario, a veces, encontrar compañía. Amigo, no es posible ni nacer ni morir sino con otro. Es bueno que la amistad le quite al trabajo esa cara de castigo y a la alegría ese aire ilícito de robo. ¿Cómo podrías estar solo a la hora completa, en que las cosas y tú hablan y hablan, hasta el amanecer?

Entrevista de prensa - Rosario Castellanos.

  Pregunta el reportero, con la sagacidad  que le da la destreza de su oficio: -¿Por qué y para qué escribe? -Pero, señor, es obvio. Porque alguien (cuando yo era pequeña) dijo que la gente como yo, no existe. Porque su cuerpo no proyecta sombra, porque no arroja peso en la balanza, porque su nombre es de los que se olvidan. Y entonces….Pero no, no es tan sencillo. Escribo porque yo, un día, adolescente, me incliné ante un espejo y no había nadie. ¿se da cuenta?. El vacío. Y junto a mi los otros chorreaban importancia. No, no es envidia. Era algo más grave. Era otra cosa. ¿Comprende usted? Las únicas pasiones lícitas a esa edad son metafísicas. No me malinterprete. Y luego, ya madura, descubrí que la palabra tiene una virtud: si es exacta es letal como lo es un guante envenenado. ¿Quiere pasar a ver mi mausoleo? ¿Le gusta este cadáver? Pero si es nada más una Amistad inocua. Y ésta una simpatía que no cuajó y aquél no es más que un feto. Un feto. No me pregunte más. ¿Su clasif...